Mobirise

Ada Bruhn

Legado Hoffmeyer - Biblioteca Tomás Navarro Tomás


Con motivo del Día Internacional de la Mujer os contamos la historia de Ada Bruhn cuyo legado custodia la biblioteca Tomás Navarro Tomás. Una mujer de fuertes convicciones que luchó por alcanzar su vocación de ser arqueóloga pese a las dificultades de la época que vivió, consiguiendo destacar en una especialidad dominada por hombres: el estudio de las armas. 
Seguir hilo en Twitter

“Desde mi más temprana niñez desee ser arqueóloga. Antes de empezar la escuela ya conocía ese bello nombre y sabía lo que era. Mis compañeras de juego me consideraban alguien raro…”

¿Por qué me volví finalmente lo que soy? Muchas veces me han hecho la misma pregunta y mis respuestas nunca han conseguido satisfacer a nadie. ¡No es fácil responder con precisión ya que no puede contestarse en pocas palabras, mucho más cuando ni una misma sabe realmente por qué…!
Porque no pude dejar de hacerlo, una fuerza interior me impulsaba en esa dirección, sin preguntarme si podría vivir de ello, solamente sabía que ese era el camino que tenía que andar. Ganas, interés, sueños románticos de tiempos pasados y probablemente la casualidad ayudaron a ello. Poco a poco mi existencia se fue orientando hacia ese camino, un camino mezclado de rosas y espinas. La posibilidad de regresar o tomar otro camino se hizo menor. Ahora estoy aquí y no me arrepiento. 


Con estas palabras comienza la autobiografía que redactó Ada Bruhn en 1953 para la obra Saadan blev jeg det: 40 danske mænd og kvinder fortæller que recopilaba la historia de 40 mujeres y hombres daneses respondiendo a la pregunta, cómo llegaste a ser lo que eres.

Adelheid Maria Bruhn nació en Roskilde, el 1 de diciembre de 1910. Desde la infancia sintió curiosidad por la arqueología . Estudió en la Escuela de Roskilde, donde ya empezó a mostrar su vocación. Sufrió la incomprensión de sus profesoras y compañeras de colegio que no podían comprender como una niña podía tener interés por algo tan “espantoso” como los esqueletos.  

Fotografía familiar

A pesar de este rechazo, el padre de Ada era una persona con muchas inquietudes sobre la antigua historia de los pueblos nórdicos y las civilizaciones de los antiguos egipcios, griegos y romanos que compartía con su familia. Todo esto, alentaba el amor de Ada por la historia y siguió firme en su vocación de arqueóloga.


Fotografía familiar

Los años de Instituto fueron reveladores en la formación de Ada, que destacaba en las asignaturas de historia frente al resto por lo que decidió matricularse en la carrera de arqueología a pesar de las opiniones de su entorno. 

Sus años universitarios no fueron fáciles para ella, especialmente al principio, hasta que consiguió adaptarse.

Ada admiraba las clases del catedrático Friis Johansen, que la proporcionaron las bases del conocimiento de la cultura clásica y la metodología de trabajo que después le resultarían de gran ayuda en su carrera como especialista de armas antiguas.

Compatibilizó sus estudios con el trabajo en la gliptoteca, donde contó con el apoyo de Frederik Poulsens que le ayudó a comprender y afianzar sus conocimientos. Al poco tiempo tuvo la suerte de realizar un viaje de estudios a Inglaterra donde conoció el Museo Británico y los Museos Arqueológicos de Oxford.  

Después de graduarse siguió trabajando en la gliptoteca. Consiguió una beca de la Fundación Calsberg que le permitió viajar a Italia, al Instituto de Arqueología de Suecia

Le dio la oportunidad de conocer la cultura clásica y a colegas y profesionales con los que seguiría manteniendo el contacto. 

Su futuro profesional como arqueóloga era complicado en un país tan pequeño, pero tuvo un golpe de suerte, como la propia Ada reconoce, cuando el Tohjusmuseet (Museo de la Armería Real de Copenhague), decide contratarla como asistente lo que supuso el salto al estudio de las armas antiguas.

En el museo, su jefe el capitán Johan Stockel confió plenamente en su capacidad sin mostrar prejuicios por el hecho de ser una mujer en un entorno propio de hombres. Ada tuvo que esforzarse y aprender sobre la historia de las armas y sorpresivamente para ella, descubrió otros aspectos relacionados con la técnica, la artesanía, la moda, que van más allá del sentido bélico. 

Su trabajo le permitió seguir haciendo viajes y conocer otros museos norteamericanos y europeos que ampliaron su formación.

El capitán Stockel, según nos cuenta Ada, le dijo una vez: “Si alguien llega para pedir su mano, usted tiene que responder: no gracias, yo estoy casada con el Tohjusmuseet”, pero ella no cedió ante su maestro y jefe y no renunció ni a su trabajo ni a su vida personal.

Mobirise

Se casó en 1951 con Erling Ferdinand Hoffmeyer, filólogo y bibliotecario con grandes inquietudes intelectuales e interés por la historia.

Después de pasar una delicada etapa personal por problemas de salud y diferencias con la dirección del Tøjhusmuseet dejó su puesto como conservadora en el museo.  

En 1960 inició un nuevo proyecto profesional y fundó el Instituto de Estudios sobre Armas Antiguas (IEAA) consiguiendo así dirigir una institución de carácter científico especializada en el estudio de las armas.

El Instituto se trasladó en 1962 a España y se vinculó al CSIC, estableciendo su sede en la localidad cacereña de Jaraíz de la Vera, donde Ada y Erling vivieron y desarrollaron su labor profesional convirtiéndose en un referente para los estudiosos de la especialidad.

Las últimas palabras de su autobiografía nos demuestran su fortaleza y voluntad para continuar el camino que el destino había trazado para ella:


Foto Ada Bruhn

¿Por qué me volví finalmente lo que soy?
No hay otra respuesta que porque no pude dejar de hacerlo




Día Internacional de la Mujer 2018
Biblioteca Tomás Navarro Tomás
Centro de Ciencias Humanas y Sociales. Consejo Superior de Investigaciones Científicas