Escarabajo MNCN

Phrydiuchus quijote. Museo Nacional de Ciencias Naturales

Cervantes y la medicina

La fuerza de fierabrás : medicina, ciencia y terapéutica en tiempos del Quijote /[Javier Puerto]. – [Madrid] : Just in Time, [2005].

La obra cervantina se gestó en época rica en ciencia y cultura. La tradición árabe y hebrea no se perdió y el mismo Felipe II estuvo interesado en fomentar el saber científico, que entendió como necesario para sus reinos. No se puede olvidar la creación de la Academia de Matemáticas, o bien la presencia de conocedores de la química como los destiladores en El Escorial. Tampoco el comienzo y la difusión de la imprenta y de las universidades en el Imperio, ni la importancia que el dominio americano supuso para la ciencia moderna. El mundo clásico se encontraba con unos hombres y una naturaleza distintos, por lo que la antropología, la historia natural, la geografía, o la tecnología se desarrollaron notablemente. Los escritos de Gonzalo Fernández de Oviedo o José de Acosta describieron un mundo que era distinto al contenido en los libros clásicos. Al mismo tiempo que la idea del cosmos cambiaba en Europa, en América se encontraba una naturaleza rica y distinta. La arquitectura alcanzó nivel científico en manos de Juan de Herrera, y la fortificación en la familia Antonelli. Se idearon mil ingenios –así los de Juanelo Turriano- y la marina se renovó en forma científica. La astronomía permitió acertadas observaciones, así con Jerónimo Muñoz, y algunos libros e incluso algunas aulas, como las salmantinas, permitieron abrir una ventana, por algún tiempo, a un cosmos que había sido descrito de forma distinta por Copérnico. Además era un mundo muy rico que colmó a los conquistadores y a la corona, mineros como Bartolomé de Medina, médicos como Nicolás Monardes, banqueros como los Fugger aprovecharon bien los recursos naturales.

Primores del Don Quijote, en el concepto médico-psicológico y consideraciones generales sobre la locura para un nuevo comentario de la inmortal novela

La medicina fue un saber que se mejoró y extendió. Se descubrieron nuevos remedios, también se regularon de forma cuidada por el rey Felipe los profesionales de la salud. El palo santo, o el bálsamo de Perú fueron mejores recetas que el de Fierabrás que Sancho quiso comerciar. Se hicieron nuevas descripciones de enfermedades, se modernizó la antigua Materia médica de Dioscórides por Andrés Laguna y la nueva anatomía vesaliana entró en las aulas y las disecciones, así con Luis Collado y Juan Valverde de Amusco. Algunas universidades renovaron la anatomía y la cirugía, recuperando el hipocratismo en el estudio y la atención de los enfermos. En la Universidad de Alcalá estudió Diego Cisneros, quien escribió la primera topografía médica moderna, en la ciudad de México. O bien Francisco Hernández que, enviado allí por el rey, fue capaz de traer hermosas descripciones e imágenes que difundieron por el mundo las maravillas americanas. Y en ella estudió también Juan Huarte de San Juan, considerado el creador de la psicología moderna. Interesado en los caracteres y cualidades de los hombres, acordes con su constitución humoral, se permitió aconsejar al mismo rey la manera de elegir cortesanos. En fin, heredero de Hipócrates y de Marsilio Ficino, mostró las posibilidades del temperamento melancólico en la creación artística y literaria. Si es dudoso que el Quijote naciera en una cárcel, más seguro es que, tal como mostró Mauricio Iriarte, tuviera inspiración en las páginas de este médico.

Cervantes ofrece su obra para consuelo de melancólicos, concediendo la fantasía, la tristeza y la cólera por la sequedad y calor del cerebro a su personaje, quien como su autor todavía pudo ver el declive del Imperio. Eran los melancólicos y los maníacos personajes distintos, singulares; autores como Pi i Molist encontraron así inspiración médica en las páginas del hidalgo, pensando que su locura, que venía del mundo clásico, anunciaba las descripciones nuevas de enfermedades de la mente que, perfiladas más tarde por Pinel o Esquirol, ya no nos abandonarán.

José Luis Peset Reig
Instituto de Historia (CSIC)

En el siglo XXI Cervantes sigue estando presente en el mundo de la ciencia a través de pequeños homenajes que reconocen la importancia de su figura.

"Tejo (Taxus baccata)

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