Gonzalo Rodríguez Lafora y Ángel Garma

Gonzalo Rodríguez Lafora (1886-1971) y Ángel Garma Zubizarreta (1904-1993) son dos de las figuras más emblemáticas de la medicina mental de la Edad de Plata de la ciencia y la cultura españolas. Nacido el primero en Madrid y el segundo en Bilbao con tan solo ocho años de diferencia, sus trayectorias vitales y profesionales siguieron trayectorias similares, llegándose a entrecruzar en ocasiones, pero lo que este momento y en este espacio cabe destacar es que sus respectivos archivos personales acabaron compartiendo un mismo destino, siendo donados ambos, gracias a la generosidad de sus herederos, al Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC (Archivo-Biblioteca Tomás Navarro Tomás).

Tanto Rodríguez Lafora como Garma estudiaron medicina en la Universidad Central de Madrid, formándose con maestros como Santiago Ramón y Cajal y Juan Madinaveitia entre otros.

Tras sus estudios de medicina ambos son pensionados de la Junta para Ampliación de Estudios. Lafora en Múnich con Emil Kraepelin y Alois Alzheimer, y Garma primero en Tübingen, con Robert Gaupp (1870-1953), y más tarde en la clínica de La Charité de Berlín con Karl Bonhoeffer (1868-1948), antes de frecuentar los círculos psicoanalíticos.

De vuelta en Madrid, ambos formaron parte de la redacción de Archivos de Neurobiología, fundada en 1920 por Rodríguez Lafora y José Miguel Sacristán, que tienen la habilidad de incorporar al equipo de la revista a José Ortega y Gasset -que figurará como director de la publicación junto a los dos promotores- y a otras figuras como Santiago Ramón y Cajal, Roberto Novoa Santos, Juan Negrín, Gregorio Marañón, Pio del Rio-Hortega o Emilio Mira. Junto a este elenco de primeras figuras, Ángel Garma ejerció de secretario de redacción de aquellos míticos Archivos.

Con la Guerra Civil, tanto Rodríguez Lafora como Garma marcha al exilio. La estancia de Lafora en México es más bien breve, pues en 1947 regresa a España donde, con dificultades y tras un duro expediente de depuración, pudo retomar sus actividades profesionales. Por su parte, Garma se instaló en Buenos Aires, siendo uno de los fundadores del importante movimiento psicoanalítico argentino y, a pesar de mantener estrechos lazos con su país natal, nunca regresó más que esporádicamente.

Sus áreas de interés científica y profesional fueron diferentes. Aunque practicó la clínica psiquiátrica y neurológica, Lafora destacó como neurocientífico. Entre 1910 y 1912, siendo patólogo del Saint Elizabeth Hospital de Washington, descubrió unos cuerpos intracitoplamáticos (los cuerpos de Lafora) en las neuronas de pacientes con un tipo de epilepsia mioclónica, acuñándose en la literatura médica internacional el término enfermedad de Lafora (Lafora’s disease). De vuelta a España, ya desde su laboratorio del Instituto Cajal, entre 1912 y 1922 publicó casi un centenar de trabajos, de los que al menos treinta y cinco fueron de investigación básica en neurobiología, tanto de histopatología (sobre poliencefalítis hemorrágica, parálisis general progresiva, enfermedad de Alzheimer, enfermedad de Lafora y alteraciones cerebrales seniles y preseniles), como de fisiología experimental del sistema nervioso (fisiología y patología del cuerpo calloso).

Las publicaciones de Garma estuvieron, sin embargo, orientadas al psicoanálisis y a la medicina psicosomática (siempre con una orientación psicoanalítica). Sin embargo, también pueden identificarse ciertas coincidencias temáticas en ambos autores. Por ejemplo, Rodríguez Lafora visitó Buenos Aires en 1923 –mucho antes de que llegara Garma-, impartiendo un ciclo de conferencias sobre psicoanálisis. Asimismo, cabe señalar su interés por la infancia. Lafora, nombrado vicesecretario del Patronato Nacional de Subnormales en 1914, publicó tres años más tarde Los niños mentalmente anormales, mientras que Garma Ángel Garma obtuvo en 1933 una plaza de psiquiatra en las instituciones del Tribunal Tutelar de Menores, donde tuvo la oportunidad de colaborar con el jurista Luis Jiménez de Asúa, director entonces del Consejo de Protección a la Infancia, y con la pedagoga María Luisa Navarro, esposa de Lorenzo Luzuriaga, fundador de la Revista de Pedagogía. Ortega y Gasset fue, sin duda, el nexo de unión que facilitó la colaboración entre médicos (Lafora, Garma, etc.) y pedagogos.

Como decíamos al principio de esta sección, la existencia de los archivos de ambos psiquiatras en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC ofrece la oportunidad de estudios conjuntos, comparados y complementarios que contribuyan a un mejor conocimiento de la historia de la psiquiatría y del psicoanálisis en la España del siglo XX.

Archivo Rodríguez Lafora en el Catálogo de la Red de Bibliotecas y Archivos del CSIC

Rafael Huertas, profesor de investigación del Instituto de Historia (CSIC)

Día Internacional de los Archivos 2020
Biblioteca Tomás Navarro Tomás (CCHS-CSIC)