Se gradúa en 1927 y empieza a trabajar con el doctor Miguel Sacristán en la sección de mujeres del Hospital Psiquiátrico de Ciempozuelos. En esos años se aloja en la Residencia de Estudiantes, perteneciente a la Junta para la Ampliación de Estudios (JAE), donde coincide con los Lorca, Dalí, Buñuel, a los que frecuenta a menudo.
En la década de los años 20, en España, la recepción de un psicoanálisis que estaba causando un creciente interés por toda Europa, vino de la mano de José Ortega y Gasset. Introductor de las corrientes filosóficas alemanas en el medio intelectual español, es el responsable de la primera edición, en castellano, de las Obras Completas de Sigmund Freud (publicadas en 1922 con traducción de Luis López Ballesteros). Miguel Sacristán, profesor de psiquiatría de Ángel Garma, aconseja a su alumno especializarse en este terreno yendo a formarse a Alemania, referente europeo del momento en los estudios psiquiátricos.
Obtiene, en 1927, el diploma de Psiquiatría en la Universidad de Tübingen, si bien no queda satisfecho tras su contacto con la psiquiatría clásica. Al tiempo, descubre de primera mano el efervescente desarrollo del psicoanálisis centroeuropeo, que tenía en Berlín uno de los círculos más importantes e influyentes. Animado por el ambiente y las nuevas amistades solicita su ingreso en el Instituto Psicoanalítico de Berlín. Su director, Max Eitingon, acepta con sumo gusto el ingreso del joven español. Entra así Garma en contacto con grandes nombres del psicoanálisis: Carl Gustav Jung, Erich Fromn, Berta Bornstein, Anna Freud, entre otros.
Invirtiendo su herencia familiar, Garma estudia psicoanálisis durante tres años. Entre las herramientas de formación se incluía psicoanalizarse, siendo Theodor Reik (discípulo de Sigmund Freud), el conductor de las sesiones. En 1931 alcanza el diploma de grado en psicoanálisis. Es admitido en la Asociación Psicoanalítica Alemana tras la presentación de un trabajo en el que disentía de ciertas opiniones de Freud en torno a la neurosis. El vienés, que conocía éste y otros trabajos que Garma le enviaba personalmente, le escribió una postal en la que expresaba el valor de sus estudios y le deseaba el éxito cuando retornara a España.
Vuelve a Madrid ese año de 1931 en el agitado ambiente político y social que da lugar a la proclamación de II República. Garma, el único español miembro de la International Psychoanalytical Association (IPA), se enfrenta a los recelos de la psiquiatría local, poco receptiva al psicoanálisis. A pesar de todo, prestigiosos médicos como Marañón, Lafora y Sacristán, le llaman para participar en seminarios, conferencias y debates. Trabaja como psiquiatra en el Tribunal Tutelar de Menores de Madrid, cuya experiencia le sirve para escribir Psicoanálisis y Criminología, en la que cuestiona los mecanismos de castigo y rehabilitación imperantes recomendando incorporar psicoterapias efectivas que busquen conocer los motivos inconscientes de los actos delictivos. En ese tiempo, procura difundir el psicoanálisis realizando análisis terapéuticos y entrando en contacto con médicos interesados con el objetivo de crear en España un instituto capaz de ser reconocido por la API. En esos años publica El psicoanálisis, la neurosis y la sociedad y El método psicoanalítico de la interpretación de los sueños.
Se casa en 1935 con Simone Mas y Camps. De esta relación, que se romperá años después, nacieron dos hijas, Lucinda e Isabel. Tras las elecciones de 1936 en España, en un creciente clima de tensión política y social, Garma adelanta sus vacaciones estivales poniendo rumbo a Francia. A los pocos días, estalla la guerra. Decide permanecer en el país vecino, instalándose primero en Burdeos y, luego, en París, donde entra en contacto con el círculo psicoanalista francés vertebrado por el Instituto Psicoanalítico, trabando una duradera amistad con Marie Bonaparte, alentadora del psicoanálisis galo desde la década de los 20 y artífice del traslado de Freud y su familia a Londres tras la anexión de Austria por la Alemania nazi en 1938. Ese mismo año, Ángel Garma deja una Francia que había reconocido políticamente a Franco y que se mostraba indolente respecto a la creciente presión alemana.
Pone rumbo a Buenos Aires, ciudad en la que contaba con familia y algunos bienes. Poco tiempo después, la capital porteña acogerá a un buen número de exiliados españoles que huyen de la represión franquista. De ideales democráticos y republicanos, Ángel Garma mantuvo vínculos cercanos con el Centro Republicano Español de Buenos Aires, por el que pasaron otros médicos del exilio como Emilio Mira i López y Luis Jiménez de Asúa.
Jamás cejó Garma en su intención de desarrollar y difundir el psicoanálisis, ya fuera en España o, ahora, al otro lado del Atlántico. No obstante, en un primer momento se centra en revalidar su título de doctor en la Universidad Nacional de la Plata. La diáspora europea vinculada al psicoanálisis y una actitud abierta a las novedades de la sociedad argentina, fueron propicias a un siempre animoso Garma a pesar su periférica ubicación geográfica, falta de instituciones y centros de estudio en este terreno.
A partir de 1940 presenta artículos en diferentes revistas médicas especializadas en psicología y psiquiatría. También publica dos libros (una edición revisada del Psicoanálisis de los sueños y el tratado El Psicoanálisis) que alcanzan difusión en muchos países de lengua hispana debido a la pujanza editorial argentina. Se va creando en Buenos Aires un grupo de personas interesadas en el psicoanálisis que forjan, entre sí, estrechas relaciones personales y profesionales. Este grupo, integrado por el propio Garma, Arnaldo Rascovsky, Enrique Pichon Rivière, Mimi Langer y Celes Cárcamo, funda la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) en 1942. Cárcamo y Garma, miembros de la API, solicitan el reconocimiento este organismo internacional, el cual es otorgado de forma provisional mientras dure el conflicto bélico mundial.
Ángel Garma es el primer presidente de la APA. Enseguida, la organización se proyecta en la vida académica y social argentina organizando cursos de formación universitaria congresos y seminarios. En 1943 ponen en marcha la Revista de Psicoanálisis (que sigue viva), la primera publicación en lengua castellana sobre esta temática. La revista es el vehículo editorial para el grupo de psicoanalistas del APA, pero también acoge trabajos de los más importantes psicoanalistas internacionales de la primera mitad del siglo XX. En palabras de Ernest Jones (biógrafo oficial de Sigmund Freud), la aparición de esta publicación “marca el comienzo de una nueva era del psicoanálisis para los países de habla hispana”. Garma puso especial empeño por dotar a la APA de una biblioteca bien nutrida y escogida, a la altura de otros institutos que él conoció. Además de Revista de Psicoanálisis, participa en la fundación de otras publicaciones periódicas como Actas Médico Psicológicas y Psiqué en la Universidad. Los campos de estudio por los que se movió Garma fueron variados: sueños, psicopatología, medicina psicosomática, técnica psicoanalítica, arte ornamental, temas sociológicos.
En 1946 funda el Instituto Psicoanalítico de Buenos Aires, el cual dirige a lo largo de varios periodos. El objetivo del Instituto (más tarde llamado Instituto Ángel Garma) era crear un centro docente de psicoanálisis capaz de homologarse a los requerimientos fijados por la API. Tomando como referencia su experiencia berlinesa, estructura la formación en torno a tres ejes: el análisis didáctico, los seminarios y los controles o supervisiones. Mantiene además un abundante intercambio epistolar con antiguos compañeros y conocidos, muchos de ellos exiliados en EE.UU, lo que propició un puente continental en el psicoanálisis americano. Por aquellos años, separado de su esposa, conoce a Elizabeth Goode (Betty Garma), uruguaya de origen que fue una destacada psicoanalista infantil, con quien se casará en 1952. De este matrimonio nació una hija, Carmen.
En 1949, junto a Betty, regresa por primera vez a Europa en el marco del XVI Congreso Internacional de Psicoanálisis, celebrado en Zurich. Allí le es comunicada la afiliación de la APA a la Internacional del Psicoanálisis, al tiempo que recibe el reconocimiento de sus colegas europeos por su trabajo desde Buenos Aires. Retorna al viejo continente en 1952 dando conferencias en diferentes países, entre ellos España. Invitado por su antiguo profesor Gregorio Marañón imparte charlas y conferencias en Barcelona, Bilbao y Madrid.
Los años 50 suponen la difusión y afianzamiento del psicoanálisis latinoamericano con la celebración de congresos en países del cono Sur (Argentina, Brasil, Chile) impulsados por el propio Garma. A medida que la APA se consolida y proyecta su acción en los ámbitos médicos y universitarios se ponen en evidencia las diferencias teóricas y conceptuales entre algunos de sus miembros fundadores. Uno de ellos, Celes Cárcamo, se fue apartando de la dirección de la Asociación y se convirtió en referente de un nutrido grupo de psicoanalistas.
En las décadas posteriores, en una Argentina marcada por fuertes tensiones sociales y políticas en la que se suceden golpes de estado, el psicoanálisis en general y, sus profesionales en particular, son acosados por poderes ultraconservadores que aplican la violencia de forma sistemática en contra de aquellos elementos sociales que consideran agitadores y subversivos, siempre asociados a la izquierda política. Se cierran los hospitales neuropsiquiátricos, se desmantelan los servicios de psicopatología, desaparecen las bibliotecas de los servicios de psiquiatría, se prohíbe la psicoterapia. El exilo tanto exterior como interior fue un durísimo golpe al dinámico psicoanálisis argentino.